jueves, 3 de junio de 2010

miércoles, 24 de marzo de 2010





'Aquel majestuoso detalle' 2008

martes, 9 de febrero de 2010

lunes, 25 de enero de 2010

El circuito infame de mi cuerpo.

Pulso firme, tensión intramuscular.
Dimetiltriptamina, resurgiendo abyecta de su glándula pineal, ojo, ensueño, fiebre, hipotonia.
Dopamina, maravillosa, recorriendo negra toda sustancia cerebral, toda meninge, todo recodo, enamorada hormona mesoencefálica. Amiga, perdida eternamente. Poesía de blog. Pernicia cruda, semblante adusto y sereno. Morigeranza extrema. Quietud infame. Solemnidad altiva. Ciencia amiga. Ciencia serena. Serotonina.
Amorosas endorfinas. Curioso estrógeno, impulso interno y fortalecido. Poesía. Tiroxina. Palabra perdida. Meningioma. Dificultad al habla. Intracraneal. Encefalina.
Hipotálamo. Casa en el campo, en la playa. En el recuerdo. En ese paraje abandonado de la Verdad.
Donde se extiende a intervalos sugestivos y sonoros el mar sobre la arena, en cadencias personales, demediadas o enteras, faciles de consumir para "un corazón sediento".

¿Cuando terminó de esclavizarnos, oscura, terrible, tal voracidad extrema?

sábado, 2 de enero de 2010

Ordenador, colimación infame.

... y aún así, aquí esta: como con la nueva década.


Mi intimidad se ha consultado muy frecuentemente sobre inaugurar este sitio anteriormente y, de entre todo ello, con todas mis reacciones contrarias, destacaba un enorme problema de existencia de la palabra, y de situación inconclusa e informe de uno mismo. Todo problema de situación y existencialismo es parejo a un problema de sueño, amor y mirada.
Asi que esta es mi situación: confinado a principios de esta década en mi casa, enfermo y aturdido, aquejado del alma y de lo que me diagnostico un cólico bilioso profundo y romántico, dolor abdominal, y deposiciones biliares tremendamente amargas; acostado, rendido, abrumado y confundido, disecciono y destaco las nauseas como las brumas maravillosas de esta convalecencia.
La nausea es la amarga grieta donde se pierde el cuerpo, la lucidez, la mirada.

"Mucho tiempo he estado acostándome temprano."
Proust empieza así su magistral, histórica y eterna serie de novelas de En busca del tiempo perdido, con referencia al hecho de hallarse perdido entre todos los mundos posibles en el momento previo a despertarse. Así inaugura quizá la más bella narrativa jamás escrita. Y yo mientras adolezco agriamente, reacio a parir de mí esta apertura informe, voy dejando engendrarse él mismo (como un desfallecimiento mío) para que se sostenga él mismo con existencia autónoma, mientras yo me voy perdiendo amorosamente en el camino.

"Asi como Eva nació de una costilla de Adán, una mujer nacía, miestras yo estaba durmiendo, de una mala postura de mi cadera."

Es precisamente esto y no otra cosa por lo que soy contrario al blog. La pérdida de situación y mirada, en el camino emotivo y profundo de todas estas dimensiones donde nos volcamos. El ordenador se yergue como la colimación más perniciosa.

La colimación es la acción de dar a la vista una dirección determinada, especialmente a través de ciertos aparatos ópticos.
La pantalla del ordenador actúa como una lente absurda, plana, reflexiva en sí misma, y reflectante de uno mismo, que se deja imprimir toda la fuerza de nuestros pruritos y exige con ello la reciprocidad situacional más fiel, inflexible y patéticamente romántica. Nos mantiene con eternidad en nuestro sitio. La mirada fija, conquistada, y el amoroso tacto automátizado en caricias que le constituyen cambios y efectos. Justo como con la música y el instrumento.
¿Acaso no lo haré única y exclusivamente por el amor?

¿Acaso el amor no consistirá unicamente en la distancia situacional con el objeto amado? Adoptar una pose, una situación, muy quieta, una tensión entre distacias, muy cercana al objeto amado, pero sin nunca fundirse con él. Un paradigma energético sublime, una magnífica mirada corporal, la única verdadera. El amor fue el primero en poner en jaque la mirada, y la situación. Si escribo, es porque no me atrevo a hablarte.

Pienso lo malamente que vamos disuadiendo nuestra mirada con todos estos dispositivos, hasta perder con ello no solo su primera unicidad (hoy denostada), sino con ello su presteza, su lucidez y la libertad de su autonomía. Si en algún momento conquistamos una libertad en la mirada, esta se haya esclavizada en los nuevos dispositivos de captación de ella misma, de coartación del cuerpo, en provecho de la incertidumbre inocente que ahora posee. Me prometí no citar a esos innombrables (Debord y Barthes) así que no pienso hacerlo. No hablaré de política y mirada social, asique ignoraré la ciudad como monumento contemporáneo a la crisis de la mirada, ya tan discutida.

Solo hablaré de intimidades, de amor y tensiones de mirada. De como todo problema o fase psicológica la identifico inmediatamente con un estar de la mirada. Lejos de su evidente fundamentación médica, simplemente lo notamos. Notar algo es la unica esperanza en la lucha contra el cientificismo.

En la calle, en esa ciudad, la energía de las tensiones de la mirada me gobiernan, desde los momentos e inflexiones de la violencia, hasta la seducción, y el amor. Por eso te miro, sin mirarte demasiado fijamente, incluso cuando camino por mi propio camino y no estas ni cerca. Pienso unicamente en Píramo y Tisbe, amándose a través de una grieta en una pared, amándose sin verse, en la ceguera más absoluta. ¿Cómo habría entonces de escribirte una poesia, amada, o blog, si no te veo?




He querido relatar esto como un ensayo ciego, bastante impersonal, académico, de los más baratos, porque es la última vez que voy a hacerlo; porque todo sexo implica un protocolo, un rito, una danza ortodoxa; porque no quiero perderme a mi mismo, y porque ya no veo ni por donde voy.